martes, 3 de mayo de 2011

Árboles negros crecen en un mundo con dos soles

Un cielo en el que brillan dos inmensos soleses una de las imágenes más recurrentes de la ciencia ficción, pero, ¿cómo sería en realidad un mundo semejante? ¿Cómo afectaría un sistema estelar binario a la evolución de la vida en un planeta que girase en su órbita? Una investigación presentada en la Reunión Nacional de Astronomía de Gran Bretaña que se celebra estos días en Llandudno (Gales) describe la vegetación de un lugar que parece de fábula. En un planeta con dos o tres luceros, quizás alguno parecido a nuestro astro rey o quizás enanas rojas -un tipo de estrella muy común-, los árboles y las plantas serían de color negro o gris debido a que sus esfuerzos para realizar la fotosíntesis, la forma en la que las plantas convierten la luz del sol en energía, serían forzosamente diferentes a los de los vegetales que conocemos.
La fotosíntesis es la base esencial para la vida en la Tierra. Pero con múltiples fuentes de luz, la vida podría adaptarse para aprovechar la energía de todas ellas, o tendría que elegir uno de los soles. Esta puede ser la opción más probable para planetas en los que partes de su superficie son iluminados por solo un astro durante un largo período de tiempo, según explica Jack O'Malley-James, investigador de la universidad escocesa de St. Andrews y responsable de la investigación.

Distinta fotosíntesis

«Si un planeta se encontrara en un sistema con dos o más estrellas, habría múltiples fuentes de energía disponibles para realizar la fotosíntesis. La temperatura de la estrella determina su color y, por lo tanto, el color de la luz que se utiliza para la fotosíntesis. En función de los colores de la luz de su estrella, las plantas pueden evolucionar de forma diferente», explica O'Malley-James.
Árboles negros crecen en un mundo con dos soles
U. ST ANDREWS 
Plantas de color negro
El investigador ha realizado simulaciones de cómo evolucionarían esos mundos. Para ello, ha tenido en cuenta diferentes combinaciones de estrellas, como las que son muy parecidas al Sol, conocidas por albergar exoplanetas, y enanas rojas, el tipo más común de estrellas en nuestra galaxia, muy a menudo descubiertas en sistemas binarios y suficientemente viejas como para que la vida pueda evolucionar en sus planetas cercanos. Más del 25% de las estrellas similares al Sol y la mitad de las enanas rojas se encuentran en sistemas de múltiples estrellas.

Vegetación exótica

En las simulaciones del investigador, un planeta como la Tierra orbita alrededor de dos estrellas que pueden estar muy juntas o separadas una de la otra, ambas cercanas o una de ellas más alejada. Las simulaciones sugieren que los planetas en sistemas de múltiples estrellas pueden albergar formas exóticas de las plantas que nos son familiares en la Tierra. Las plantas bajo la luz de una tenue enana roja, por ejemplo, parecerían negras ante nuestros ojos, al desarrollar más pigmentos para absorber toda la gama de longitudes de onda visibles con el fin de utilizar la mayor cantidad de luz disponible como sea posible. También podrían ser capaces de utilizar las radiaciones infrarrojas o ultravioletas para realizar la fotosíntesis. Además, en los planetas que giran alrededor de dos estrellas como nuestro Sol, las radiaciones dañinas de intensas llamaradas solares, podrían llevar a la vegetación a desarrollar sus propias pantallas ante los rayos UV o incluso «microorganismos que puedan responder ante una llamarada repentina». Sin duda, un mundo diferente.